jueves, 23 de junio de 2011

El Yanki y la Cubana

Four
Ella quiere ser artista



- Uno, dos, tres y cuatro, respira mi amor, no te olvides de respirar – decía de forma rechinante aquel mulato amanerado que les había plantado como coreógrafo el cabaretero para darles algunas clases de baile. – Tienes que contar, el baile son números, como las matemáticas – aquel hombre no paraba de decir aquellas mismas palabras una y otra vez - cómo si el baile se pudiese medir, contar o planificar – Pensó Teresa en el desdén que le producía aquella situación. - Hay Nelson que le quitas la gracia al baile, mira chico yo sé bailar muy bien – ella se quejó, como de costumbre porque no entendía que quería conseguir el cabaretero instaurando un profesor de baile para su espectáculo - si nosotras siempre hemos tenido éxito en La Habana, sin necesidad de que nadie nos dijese como hacer nuestro trabajo. – A pesar de la retahíla Nelson continuaba enseñando aquellos trucos básicos a un grupo de mujeres que no tenían mucha o ninguna idea de baile profesional. Más allá de lo que aquellas mujeres aprendían viéndose unas a otras el resto formaba parte de su propia naturaleza latina y totalmente desvariado de un espectáculo de cabaret. - Ya me han enseñado otros hombres a mover el culo para ganarme el dinero – le susurró Teresa a su amiga cuando pensaba que nadie le escuchaba - te quieres callar pazguata – le espetó Catalina ante la mirada complacida de Nelson – Tu no te das cuenta de que nos vamos fuera, de que tenemos que llevar un espectáculo a México. – Era la verdad, aquello era totalmente cierto, Teresa estaba tan emocionada, que Teresa se dejaba llevar de un lado para el otro sin dejar de menear en exceso sus posaderas, la energía del caribe entero vibraba en su interior.


Para un Cubano los mexicanos eran poco menos que unos Yanquis venidos a menos, o unos latinos venidos a más, el pretexto de ser centro americano parecía convertirles en primos hermanos de los dioses, para ellos simplemente era como convertir el patio de atrás de una vivienda en un lugar de veraneo para los turistas americanos. En efectos prácticos, las cosas eran bastante distintas, México era la cuna del arte latino, artistas de todo el mundo venían a hacer fama en aquel país, incluso artistas españolas de gran prestigio y reputación se había vestido de luces charras para cantar rancheras y aquello era de reconocer. México era una factoría de artistas y esa era una oportunidad dorada para sacar a la luz un espectáculo del tropicana y convertirlo en algo más. Uno, dos, tres y cuatro. Aquel amariconado mulato seguiría dando zancadas grandes hasta hacer salir ampollas entre los dedos de las amigas que celosamente copiaban entre ellas algunos movimientos que resultaban atractivos en la otra. Para una mujer convencida de ser Marxista, aunque totalmente equivocada con la ideología y la filosofía de aquella corriente de pensamiento, sería cuestión de tiempo que todo aquel trabajo diera sus frutos. – Seré la primera mujer que triunfe en mi familia - pensó al ver los billetes de avión que le enseño el cabaretero el día antes de irse a la península del Yucatán, aquellos billetes también tenían su precio marcado en carnes en lugar de en pesos. Una noche de encantos desperdigados en unas sabanas raídas, mientras se revolcaba sobre el mugriento manto de pelos del cabaretero.


A veces las prisiones son tan grandes y tan ostentosas que parece de refilón que aquello es la libertad, pero cuando te acercas a los bordes solo hay barrotes. Catalina había pagado su cuenta un par de noches antes. A tal punto llegaba su amistad que la mulata regaló a su compañera algunos consejos sobre aquella desagradable moneda de cambio. Esos consejos sirvieron a Teresa para librarse con algunos entusiastas movimientos de cadera de aquel hombre. Pronto y con algunos meneos provocó un involuntario y espasmódico advenimiento del propietario del tugurio que se arremolinó sobre ella en un vano intento por prolongar el disfrute de la piel deseada. Nada como saber exactamente el vaivén necesario para descorchar las ansias y liberarse de pasiones. Algo bien sabido en aquella mercadería de amor es que Pedro, el tabernero, solo se satisfacía a sí mismo y terminaba la fiesta cuando él se derramaba al completo en aquellas copas relucientes que toscamente él cogía con sus manos. Menos de veinticuatro horas después Teresa y Catalina marchaban a paso de salsa a la tierra de los Mayas, medio Marxistas, medio putas, medio artistas, pero en definitiva totalmente ellas persiguiendo un sueño, que al menos hoy parecía un poco más real que de costumbre.

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Napoleón I (1769-1821)
Napoleón Bonaparte. Emperador francés.

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Granada, Andalucía, Spain
Nacido el 5 de septiembre de 1979 en Carúpano (Venezuela) Hijo de Canarios emigrados a latino-américa estudió arte dramático en una de las más prestigiosas fundaciones teatrales del oriente de ese país, donde fue colaborador del programa “La hora Canaria” de Radio Monagas. A su llegada a España en 2000 continuó su camino por la radio canaria conduciendo junto a Nieves Luz González y Laura Fernández en el programa “Protagonistas” de Onda Cero Isla Bonita Radio en la isla de La Palma, dos años más tarde presenta el programa “Tagoror” de las mañanas de Radio Gigante junto a Manuel Jiménez y Aida Herrera en la isla de Tenerife. En el año 2004 publica su obra Hoy me queda de ti (Ediciones Alternativas), libro de poemas con un significativo anhelo por la tierra dejada atrás. En 2010, tras seis años apartado de las letras, edita De cuando los Dragones bailaban con las Sirenas (CVA Ediciones), nuevo poemario que se desliza a través de una fábula épica rendida al amor en todas sus consecuencias. Es también en este año cuando toma la alternativa a la narrativa de manos de un proyecto ambicioso.